26 de marzo de 2012

RESUMEN DEL FINDE EN ESPAÑA

El mordisco culé a la ventaja madridista dio un respiro a los más agoreros, quiénes ya temían un nuevo tajazo a los 6 puntos que ahora mismo aventajan a los blancos. Lo cierto es que, analizando el desarrollo de los partidos de ambos equipos, hubo más posibilidades de aumentar que de recortar la diferencia. El Barcelona sufrió para ganar en Mallorca, sobre un césped indigno de Primera División, con 10 hombres durante 35 minutos, y ante un equipo de gran agresividad –siempre bien entendida-. El Madrid, por su parte, vivió un plácido partido ante su público, reconciliándose con el buen juego, y ganando sin despeinarse ante una Real Sociedad timorata e indolente.
Tras esta jornada creo sinceramente que ambos equipos salen reforzados. Los líderes por conservar su diferencia (más que suficiente a estas alturas de temporada), y los perseguidores por sacar adelante un partido complicado y tremendamente atascado; lo que se entiende por victoria moral.
Además, en este breve análisis de ambos partidos, me gustaría reseñar la labor de Iniesta y Messi en la victoria culé. Tras la expulsión de Thiago el Mallorca creció en su fútbol, más a base de corazón que de cabeza, y llegó a asfixiar al Barcelona. Pero hubo dos tipos, en ese momento, que vieron como sus compañeros necesitaban buenas dosis de oxígeno, pausas al asedio, minutos de relax en la batalla. Messi e Iniesta se erigieron, entonces, en unos aliados importantísimos para la victoria culé. Trabajando defensivamente e inyectando morfina al balón cada vez que lo recibían, no necesitaron ni tan siquiera del movimiento de sus compañeros, sus recursos ilimitados les bastaban y sobraban para congelar el partido, para deshacerse de sus rivales, e incluso para crear peligro en la portería de Aouate. Además dejaron en la retina alguna asociación entre ellos auténticamente deliciosa. Puro delicatesen, fútbol de dibujos animados.
En otro orden de cosas, la otra liga, es decir aquella que engloba a los 18 equipos restantes, está tremendamente competida. Por arriba, en la lucha por plaza Champions, el Valencia se desinfló en Getafe dejando además síntomas de flaqueza serios y preocupantes, y a Unai Emery en entre dicho ante las voces que hablan de fin de ciclo o de renovación urgente de proyecto. Una dinámica antagónica a la que atraviesan equipos como Osasuna o Málaga; los primeros espoleados por un técnico y una afición que son pura garra, carácter y disciplina; mientras que a los malacitanos la calidad de su plantilla les está poniendo en su sitio, a lo que ayuda la dirección de un entrenador cabal y aliado del buen fútbol (visto lo visto quizá sea demasiada rémora para valer en la Casa Blanca).
Uno de esos aspirantes a Champions era precisamente el Athletic de Bilbao, que está conociendo en estas últimas jornadas las consecuencias del enorme desgaste de partidos que llevan en las piernas. Un cansancio lógico, pero no por ellos menos preocupante, más ahora que se deben jugar las fases y partidos decisivos de la temporada. Un bajón acuciante podría dejar a los bilbaínos sin títulos ni plaza europea; un castigo demasiado grande a una temporada brillante de fútbol.
En la misma línea que los vizcaínos se encuentra el Atlético de Madrid, pero no creo que el bajón de estos sea físico. Simplemente pienso que nunca han estado a un nivel –global- óptimo como para poder aspirar a Champions. La calidad y extraordinario momento de los dos de arriba, más de Adrián que de Falcao, ilusiona a cualquiera…, pero el equipo carece de mecanismos y alternativas suficientes como para sobreponerse a un mal partido de éstos.
Por abajo todos los que ocupan zona de descenso necesitan de hazañas para coger aire, para creer en algo. Y a eso mismo se está agarrando el Zaragoza de Manolo Jiménez, y sí, de Manolo Jiménez, porque este equipo empieza a respirar de la mano de un técnico que ha insuflado optimismo y realismo a partes iguales; optimismo para creer en un Zaragoza de primera, realismo para enseñar el norte a sus jugadores, ciertos valores que habían dejado de lado esta temporada.
La del Sporting fue una hazaña menor, porque ya casi ni vale todo lo no sea sumar de tres en tres. Algo extrapolable también al Racing. O espabilan o darán con sus huesos en Segunda.



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