Pep: “La herramienta más educativa que yo he tenido ha sido a través del fútbol, del deporte”.
Desconozco si a vosotros os provoca la misma sensación que a mí. Cuando veo, escucho y trato de procesar mentalmente a gente que habla con tanta suficiencia, seguridad y maestría de lo que saben, me siento un auténtico ignorante. Los admiro y disfruto, pero despiertan en mí cierto recelo.
Confío más en la gente llana, en los curreles del fútbol. Esos “místers” cultivados en ligas regionales y de tercera división. Los cuáles, cuando quieren que chutes fuerte recurren al, “¡¡pártela ostia, cagüendios!!”, y que para presionar te motivan del siguiente modo: “¡¡muérdele los huevos joder!!”. Son gente llana, simple; su mensaje es A y tu entiendes A.
Pero reconozco que este deporte evoluciona gracias a los tipos complejos. Un “muérdele los huevos” no cambiará nunca la historia del fútbol. Si lo hacen, en cambio, aquellos entrenadores que analizan tan minuciosamente su papel en un vestuario, que piensan en los jóvenes y sus inquietudes, o que disfrutan trasladando cada partido a un tablero de ajedrez.
Cuando escucho a Pep sincerarse y hablar de fútbol, recapacito sobre sus repetidos ataques de entrenador alineando sólo 3 defensas, a Alves de extremo, o a Busquets de central. Decisiones propias de quién escruta a cada rival. De quién no desconecta de fútbol ni cuando se lava los dientes. De quién quiere mejorar la perfección. De quién si no prueba aquello que ronda su cabeza, no se lo perdonará a sí mismo. De quién el fútbol debería estar muy agradecido por su dedicación y complejidad.
A mí, Guardiola nunca me caerá del todo bien. Es complejo, cuasi perfecto, impoluto, ganador… ¡qué más se puede pedir! Tiene que caer mal, por cachavas. Pero lo admiro tremendamente, no por sus títulos, ni por su éxito. Sino por enseñanzas y lecciones como la del vídeo.
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