16 de abril de 2012

ANÁLISIS REAL VALLADOLID: EN LA RECTA FINAL Y SIN “PAJARÓN”

Habíamos hablado hasta la fecha de que la Segunda División es un maratón en el que no hay que dramatizar una derrota, pues la longitud del trayecto permite fallar, sino que lo importante es mantener una velocidad crucero; ni muy alta, porque tus esfuerzos pueden penalizarte en el tramo final, y ver como tus rivales se aprovechan en tu caída; ni muy baja, porque descolgarse pronto puede dilapidar cualquier opción de ascenso.
En el tramo en que nos hallamos ahora mismo, jornada 35 sobre 42, se podría hacer un símil maratoniano. En la prueba de los 42,195 kilómetros, este momento de carrera sobre el kilómetro 35, es sinónimo de crisis –mental y física-, bautizado con el sobrenombre de “MURO”. El “muro” en el maratón lo pueden sufrir hasta los mejores y más expertos atletas. Nadie escapa de este “pajarón” que atenta sobre la mente y las buenas piernas del corredor, que ve como en muchas ocasiones se esfuman las opciones de éxito –ya sea ganar o simplemente acabar la hazaña-, porque su cuerpo apenas es capaza de mantenerse erguido sobre el asfalto.
El Celta debe estar atravesando por un sentimiento parecido al del atleta frustrado que se da de morros con el “muro”. Su temporada, brillante y firme hasta la fecha, de nada puede valer si en esta recta final se derrumba del modo que lo está haciendo. Los primeros síntomas de fatiga han aparecido de forma explícita, como en la mañana del domingo, en la que Borja (un Pucelano de pro) atacó dónde y cuándo más duele.
El Pucela en cambio, a la misma altura del camino, apenas parece padecer el desgaste de la temporada. El trayecto recorrido no debilita un correr elegante y armonioso, y la mente (tanto o más importante que la fuerza física a estas alturas) parece despejada. Y es que los hombres de Djukic han sabido aislarse de los problemas extradeportivos de un club que hace mucho tiempo que dejó de hacer las cosas con sentido. Aún así, afortunada y milagrosamente el profesionalismo de esta plantilla, en esta temporada, está lejos de cualquier tipo de duda.
ASPECTOS A TENER EN CUENTA:
-          Los números no mienten. La segunda posición que ocupa ahora mismo la entidad pucelana (amen de los 30 minutos que debe jugar todavía el Celta en Cartagena) habla a las claras del súper rendimiento que está extrayendo Djukic de su plantilla. Si hace unos meses se hablaba en los medios de comunicación de la famosa “media inglesa”, ésta se ha quedado en agua de borrajas; pues el hambre y la necesidad de victoria de los blanquivioletas sólo se sacia con 3 puntos cada domingo.

-          Solidez defensiva. Los números también sirven ahora para testar el nivel en defensa del equipo, que a estas alturas es el que menos goles recibe de toda la Segunda División. A ello contribuye el bloque entero, que trabaja más y de forma más eficiente que en la primera vuelta. Pero por encima del bloque, varios nombres:
§  Jaime: Genera serias dudas en el juego de pie y en los balones aéreos. Pero su personalidad, comunicación con su defensa y liderazgo contrarrestan cualquier síntoma de debilidad en otros aspectos del juego. Un portero que extrae un 200% de sus condiciones. Fenomenal aportación en la faceta defensiva.
§  Rueda: Jugador revelación de la temporada. No era central pero, a lo Mascherano, su reconversión desde el mediocampo ha sido brillante. Facilidad para desplazar el balón en largo, y claridad para superar la primera línea de pase. Su mayor problema llega con los balones a su espalda, pero esa lentitud que le lastraba al principio de temporada, la está compensando con una madurez posicional propia de un veterano.
§  Balenziaga: He manifestado en más de una ocasión que duele ver a un zurdo jugar en el lateral derecho, pero el vasco ha aceptado ese reto y cumple con creces domingo tras domingo. Sobretodo defensivamente, faceta en la que destaca gracias a su poderosísimo nivel físico. Ofensivamente es otra historia, ya que su deficiencia con la derecha le lastra en numerosas ocasiones. En cualquier caso, su presencia tapa un agujero que parecía traer de cabeza a Djukic.
§  Rubio y Víctor Pérez: La presencia de estos finos jugadores en los últimos partidos nos ha demostrado que no hace falta jugar con un “picapiedra” en el mediocampo para defender bien. El veterano y el novato se han complementado a las mil maravillas, demostrando una intensidad y actitud defensiva admirables. Además, sus recuperaciones de balón son efectivas, pues luego saben –y muy bien- qué hacer con la pelota. En ese sentido Nafti tiene un gran hándicap, y creo que el técnico lo ha sabido leer perfectamente.

-          Talento ofensivo. Hace poco escuchaba, en una tertulia radiofónica, una comparación de la actual plantilla con la del ascenso de Mendilibar. En la misma hacían referencia al talento ofensivo de la actual, que consideraban superior a la de los Víctor, Llorente, Borja, Sesma y compañía. Y en parte les doy la razón; así como aquel equipo era mucho más áspero y agresivo en la recuperación del balón (conseguían robar muy arriba, y esa era una de las grandes claves de su éxito), el actual crece desde posesiones más largas y elaboradas, especialmente cuando agarran el balón jugadores fantasiosos como Óscar o, recientemente, Alberto Bueno. En la misma sintonía, Javi Guerra es un delantero tremendamente diferente al gran Joseba Llorente. El “9” actual fomenta, con su juego de espaldas, la llegada de éstos jugadores de 2ª línea, y propicia que se den posesiones más largas; mientras que el vasco era un delantero de pocos toques, su hábitat era el área, y cuando salía de él simplificaba su juego muchísimo, en otras palabras, propiciaba un juego de más vértigo y menos fantasía: correr para llegar a gol; en las antípodas de lo que es actualmente el Real Valladolid.

-          Javi Guerra y la madurez de Óscar. Que Guerra no es el killer del año pasado creo que es algo que no se le escapa a nadie. Su forma física, por debajo del tono que debería, y su ansiedad y desquiciamiento continuo con el árbitro, están lastrando sobremanera la temporada de un jugador llamado a marcar más diferencias si cabe. Por el contrario, ese déficit (si se puede llamar de esa manera) es compensando con la extraordinaria campaña de Óscar. El salmantino, recordando sus mejores días, ha conseguido echarse el equipo a su espalda y erigirse en el auténtico líder del vestuario. Su fútbol diferente, pausado e inteligente marca las distancias en esta categoría y le da al Valladolid el plus necesario para estar ahí arriba. Además, en las últimas jornadas se está produciendo la nueva eclosión de Bueno –parece, por fin, la definitiva- que da otra dimensión si cabe al equipo. Resultado: muchísima pólvora en el área.

-          Lo que queda. Simplemente hay que afianzar estas fantásticas sensaciones que están viviendo en la actualidad. Djukic, además de la filosofía y buen gusto por el juego que ha inculcado en su plantilla desde principio de temporada, también ha tomado decisiones acertadísimas en las últimas jornadas (Rubio por Nafti o la incursión de Bueno), y parece que nada le puede desviar de la línea ascendente que dará con los huesos del Valladolid en Primera División. Simplemente hay que seguir alimentando a la mente (cuál maratoniano que se hidrata durante los 42,195 kilómetros) y esperar que el temido “muro” no aparezca, o que cuando lo haga, al Celta no le queden energías suficientes para alcanzar a los vallisoletanos.
                                                                                                                                                         

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