31 de enero de 2012

¿SUEÑO O BARRO?

Michel, internacional en 66 ocasiones con España, mundialista en México´86 e Italia´90, y mito del Real Madrid, alardeaba orgulloso ayer en una tertulia radiofónica “yo he jugado en Anduva”, presumía alguien que ha puesto en pie al Bernabeu y que vivió grandes noches en el Camp Nou,  San Siro, Old Trafford, Anfield…, y muchos otros estadios mágicos. Entre sus memorias y recuerdos de futbolista, el “8” de La quinta del buitre también tiene un hueco para el viejo Anduva. Vetusto, coqueto y tradicional como pocos, se ha dado a conocer a nivel nacional a sus más de 60 años de vida, abanderando a un equipo tremendamente imbricado con la afición y los ciudadanos mirandeses.
Y es que gran parte del éxito de este Mirandés en la Copa radica ahí, en sus raíces, en su hierba, en su campo, en su gente. Allí se sienten inexpugnables, arropados por el pueblo de Miranda de Ebro se han mostrado temibles en casa, avisando desde la salida de vestuarios a sus enemigos, a modo de slogan “Esto es Anduva”, –al más puro estilo “This is Anfield”- que ha servido de epitafio para los 6 equipos que han desfilado por allí en la competición copera (entre ellos los primeras Racing, Villarreal y Espanyol).
Y en todas esas eliminatorias, por encima de todos, un nombre: Pablo Infante. El calvo de moda del fútbol español, banquero de día y futbolista de noche, y con el que ya se bromea incluso con una próxima portada en el ‘Fifa’, o con una llamada a la Selección de Vicente del Bosque –quién, por cierto, asistirá al partido en directo-. Un hombre, en cualquier caso, que pasada la treintena ha visto recompensados todos los años de incertidumbre en Segunda B y Tercera División. Natural de Burgos, formado en las categorías inferiores del Real Burgos -cuya desaparición cortó, en cierto modo, su progresión- y que no sabe lo que es jugar fuera de la provincia, por ello su éxito es también el de todos los burgaleses.
Y detrás del Mirandés, de Anduva y de todo Burgos, hoy España será rojilla (a excepción hecha de los seguidores del Athletic, claro está). Todos con el débil ante la machada histórica de conseguir llegar a una hipotética final. Miranda abre los telediarios, y la audiencia de hoy será millonaria, no hay duda, pero ¿será suficiente para lograr el objetivo?
Pronóstico y ¿futuro?
Esta mirandización del pueblo español futbolísticamente servirá de poco, porque todo lo que tenga que pasar sobre el césped de Anduva, pasará igualmente sean 8.000, 40.000 ó 42 millones los hinchas del Mirandés. De lo que no queda duda es de que los de Carlos Pouso lucharán hasta el último resuello, porque cuánto más alarguen este sueño, más tardarán en volverse a dar de bruces con la realidad. La realidad de un fútbol decadente, que languidece por la falta de dinero, y cuya única salida son gestas como la de este club de Miranda de Ebro, capaz de vencer a Goliath hasta en tres ocasiones.
La cuarta, ante el Goliath más grande, feo y robusto al que jamás se hayan enfrentado, sería el broche de oro a una trayectoria impecable. Pero se me antoja más que difícil, no ya sólo por el temible Goliath encarnado en la figura de Bielsa, Llorente y compañía, sino también porque David no es el de la primera vez. Creo que los focos, las entrevistas, los reportajes y demás acontecimientos tienen que haber hecho mella en un equipo no acostumbrado al fútbol comercial. “Venimos del barro, no lo olvidéis”, ha proclamado Pouso en las últimas semanas, quizá temeroso de que su equipo se relaje ante el elogio generalizado.
En cualquier caso, Anduva y el fútbol de cada equipo dictarán sentencia, y determinarán si el Mirandés se puede permitir alargar su sueño, o si por el contrario, deben despertar para siempre. Entonces, Pablo Infante acudirá sin agobios a su sucursal bancaria, Carlos Pouso volverá a ensuciar sus zapatos de barro, Anduva dejará de crujir, Miranda será de nuevo uno de tantos municipios españoles, y Michel y otros tertulianos volverán a olvidarse de que hay fútbol, futbolistas, entrenadores y sentimientos más allá de Primera División… Permítanme el deseo de que mañana Miranda de Ebro continúe en su quimera.

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