28 de enero de 2013

VER SANGRE Y ATACAR. ATHLETIC-ATLÉTICO: 3-0




  1. “En las peleas callejeras hay dos tipos de golpeadores. Está el que pega, ve sangre, se asusta y recula. Y está el que pega, ve sangre y va a por todo, a matar. Muy bien, muchachos: vengo de afuera y les juro que hay olor a sangre”. Echen la vista 13 años atrás e imaginen a Marcelo Bielsa en el vestuario de un Estadio Monumental de River que se viene abajo. Son los prolegómenos al partido frente a Ecuador que debe sellar el billete de la albiceleste para el Mundial de Japón y Corea 2002. Entre los suyos, con el cuchillo entre los dientes después de semejantes palabras del seleccionador, está Cholo Simeone. Ahora vuelvan al presente. Repasen el espectáculo de ayer de San Mamés y lo entenderán todo.
  2. Bielsa ha cambiado Predio de Ezeiza por Lezama y Simeone sustituyó el 14 de la albiceleste por un esmoquin a orillas del Manzanares. Aparte de eso nada ha cambiado. Maestro y alumno coincidieron ayer en Bilbao, y su idea interpretada a las mil maravillas por ambos equipos fue más que suficiente para calentar el frío ambiente que podían transmitir las gradas de San Mamés de inicio. Pocos minutos y muchas idas y venidas después, el ambiente era una caldera. Fútbol pasión.
  3. Locales y visitantes se enzarzaron en una reyerta gustosa para todos los allí presentes: ver sangre y atacar. 90 minutos de kilómetros, patadas y disputas. La antítesis al fútbol control. Un ejemplo de fútbol de urgencia. Maravilloso juego.
  4. El once de ambos equipos ya invitaba a pensar que el partido sería de ritmo, de llegadas y contragolpes. Y el paso de los minutos constató las primeras elucubraciones: Los 22 jugadores estaban quemando el verde pasto de La Catedral. Se acuchilló el mediocampo mientras se potenciaba el juego por las alas; los medios no eran más que una excusa de urgencia para llegar a portería contraria con la mayor celeridad posible.
  5. En el Athletic, San José actuó como ancla. Por delante De Marcos y Ander Herrera suponían un auténtico quebradero de cabeza para los rivales, incapaces de controlar a dos torbellinos que tocaban y acudían al espacio con la velocidad propia de quién tiene prisa. Los colchoneros, cuando recuperaban, también corrían; Tiago era el primer eslabón, los laterales rápidamente se proyectaban, y la búsqueda de la verticalidad era evidente con Raúl García, Cebolla y Arda Turan pisando área de continuo.
  6. Aduriz, como siempre esta temporada, haciendo olvidar al ausente Llorente. Bregando, cayendo a bandas, desencajando balones del cielo, y desquiciando a defensas rivales, incapaces de llegar tan alto. Un delantero indispensable en este esquema e idea de juego que obliga a la movilidad constante. Se trata ésta de una de las máximas de Marcelo, como también lo es para el Cholo (¿lo habíamos olvidado? Maestro y alumno). Simeone elige a Diego Costa, incuestionable, estajanovista en su trabajo, pesado e importante hoy –y siempre- en el juego atlético. Dos delanteros básicos en sendos esquemas.
  7. Así, cuando se va al límite, cuando se conduce al rival al precipicio, la posibilidad de caída es doble. Los dos tratando de castigar errores. Los dos oliendo a sangre. Y los dos afilando cuchillos. El partido continúo en su locura permanente, especialmente en una segunda parte de ocasiones, llegadas y córners. Como el que dio origen al primer gol de San José, un mercancías entrando sólo por Neptuno.
  8. Ahí el partido se rompió, más si cabe, para siempre. Los leones, como su mister, querían más sangre atlética. Y los visitantes, inoculados por las ideas del cholismo, se fueron también a por su rival. 40 minutos de cuerpo a cuerpo excelente, conmovedor.
  9. Susaeta, otro correcaminos, hacía el segundo ayudado por un gran  pase de Ander Herrera y un desmarque de libro de Aduriz. Gran gol. De Marcos, en el 85, cerraba el choque y las heridas de un Athletic que por fin recupera sensaciones. Y permite a los suyos, a su Catedral, vibrar como la temporada pasada y despertar por fin de la pesadilla que empezó en Bucarest contra el mismo rival. Revancha.
  10. Cansados como sus jugadores, Bielsa y Simeone estrechan manos, seguramente orgullosos (pese a su meticulosidad) de sus chicos. Muchos de ellos sólo eran niños, cuando hace 13 años, Marcelo le hablaba a Cholo de ver sangre y atacar. Ayer ambos la vieron y actuaron en consecuencia. Y el espectáculo fue enorme.

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